Monday, June 29, 2009

Notas de E. G. White

Deberíamos ser uno en la fe depositada en las verdades fundamentales de la Palabra de Dios. Deberíamos recordar continuamente el objetivo de mantener la armonía y la cooperación sin comprometer ni un solo principio de la verdad. Y mientras cavamos continuamente buscando la verdad como un tesoro escondido, seamos cuidadosos acerca de cómo presentamos opiniones nuevas y conflictivas. Tenemos un mensaje mundial. Los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesucristo son la preocupación de nuestra obra. Tener unidad y amor unos por otros es la gran obra que debe hacerse ahora. Hay peligro de que nuestros ministros se ocupen demasiado de las doctrinas, predicando demasiados discursos acerca de temas debatidos, cuando su propio ser necesita la piedad práctica (El otro poder, p. 79).

Las características más necesarias, y que deben atesorar los que respetan los mandamientos de Dios, son la paciencia y la perseverancia, la paz y el amor. Cuando falta el amor, ocurre una pérdida irreparable; las personas se alejarán de la verdad aun cuando se hayan relacionado con la causa de Dios. Nuestros hermanos que ocupan puestos de responsabilidad y que ejercen poderosa influencia, deberían recordar las palabras del apóstol Pablo inspiradas por el Espíritu Santo: "Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación. Porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: Los vituperios de los que te vituperaban cayeron sobre mí" (Romanos 15:1-3). Dice también: "Hermanos, si algunos fuero sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo" (Gálatas 6:1, 2).

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