Wednesday, August 29, 2012

Sé pues celoso, y arrepiéntete

Review and Herald, 23 diciembre 1890 El Señor ha visto nuestras reincidencias, y tiene una controversia con su pueblo. El orgullo, el egoísmo, la disposición mental a la duda e incredulidad por parte de su pueblo, le son claramente manifiestos, y afligen su corazón de amor. Muchos acumulan tinieblas a modo de vestidura sobre sus almas, y dicen virtualmente, ‘No queremos un conocimiento de tu camino, oh Dios; elegimos nuestro propio camino’. Tales son las cosas que separan el alma de Dios. Hay en el alma del hombre un obstáculo que él mantiene allí con obstinada persistencia, y que interpone entre su alma y Dios. Es la incredulidad. Dios da suficiente evidencia, pero el hombre, con su voluntad no santificada, rehusa recibir la evidencia a menos que ésta llegue de la manera que le conviene, para favorecer sus propias ideas. Clama desafiantemente: ‘Pruebas, pruebas es lo que queremos’, y da la espalda a la evidencia dada por Dios. Habla de duda e incredulidad, sembrando las semillas del mal, que al brotar llevarán su cosecha. Está separando su alma más y más lejos de Dios. ¿Son acaso pruebas lo que esos hombres necesitan? ¿Es que no hay suficiente evidencia? –No. La parábola del rico y Lázaro se da para auxiliar a tales almas, a quienes están dando la espalda a la evidencia positiva, para clamar ‘¡Pruebas!’. El rico solicitó que alguien de entre los muertos fuese enviado, a fin de advertir a sus hermanos, evitando así que acabasen en el lugar de tormento. "Y Abraham le dice: A Moisés y a los profetas tienen: óiganlos. Él entonces dijo: No, padre Abraham: mas si alguno fuere a ellos de los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán, si alguno se levantare de los muertos". Continuacion... ---> http://libros1888.com/egw1888.htm#celoso

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