Sunday, February 1, 2009

La Sagrada Escritura Es Para Usted

La Sagrada Escritura Es Para Usted


Elena G. de White

La Biblia no se escribió solamente para personas eruditas; al contrario, se destinó a la gente común. Las grandes verdades necesarias para la salvación se presentan con tanta claridad como la luz del mediodía; de modo que nadie equivocará o perderá el camino, salvo los que coloquen en primer lugar su juicio privado en vez de la voluntad divina tan claramente revelada en la Biblia.
No debemos conformarnos con el testimonio de ningún ser humano en lo que concierne a las enseñanzas de las Santas Escrituras, sino que debemos estudiar por nosotros mismos su contenido inspirado. Si dejamos que otros piensen por nosotros, se debilitarán nuestras facultades intelectuales y los principios y valores morales y espirituales. Las nobles facultades del espíritu pueden perder mucho si no se las aplica a discernir el contenido de diversos temas de importancia, hasta el punto de perder la capacidad de discernir los profundos significados de la palabra de Dios. La capacidad intelectual se desarrollara si se emplea en investigar la relación de los asuntos de la Biblia, comparando texto con texto y lo espiritual con lo espiritual.

No hay ninguna cosa mejor para fortalecer el intelecto que el estudio de las Santas Escrituras. Ningún libro es tan poderoso para elevar los pensamientos, para dar vigor a las facultades, como las grandes y ennoblecedores verdades de la Biblia. Si se estudiara debidamente la Palabra de Dios, los hombres y las mujeres tendrían una grandeza de espíritu, una nobleza de carácter y una firmeza de propósito, que raramente pueden verse en estos tiempos.

Una lectura descuidada y apresurada de las Sagradas Escrituras produce tan sólo un limitado beneficio. Es posible leer la Biblia completa y quedar, sin embargo, sin captar su belleza o comprender su sentido profundo y oculto. Un pasaje estudiado hasta descubrir su significado claro y evidente y sus relaciones con el plan de la salvación, tiene mucho más valor que la lectura de numerosos capítulos sin un propósito determinado y sin extraer ninguna instrucción positiva.
No podemos obtener sabiduría sin una atención esmerada y un estudio con oración. Algunas porciones de la Santa Escritura son en verdad demasiado claras para que se puedan entender mal; pero hay otras cuyo significado no es superficial a primera vista. Se debe comparar pasaje con pasaje. Debe efectuarse un detenido examen y una reflexión cuidadosa, todo esto acompañado de oración. El estudio de este modo será abundantemente recompensado.
Nunca se debe estudiar la Biblia sin oración. Antes de abrir sus páginas debemos pedir la iluminación del Espíritu Santo, la cual recibiremos. Cuando Natanael vino a Jesús, el Salvador exclamo: “He aquí verdaderamente un israelita, en quien no hay engaño. Dísele Natanael: ¿De donde me conoces? Jesús respondió y dijo: Antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi.” (Juan 1:47,48). Así también nos vera Jesús en los lugares secretos de oración, si lo buscamos para que nos de luz para saber lo que es la verdad. Los ángeles del mundo de luz estarán con los que busquen con humildad de corazón la dirección divina.
El Espíritu Santo exalta y glorifica al Salvador. Es su oficio presentar a Cristo, la pureza de su justicia y la magnifica salvación que el nos proporciona. Jesús dice que el Espíritu “tomara de lo mío y os anunciara” (S. Juan 16:14). El Espíritu de verdad es el único maestro eficaz de la verdad divina. ¡Cuánto estimara Dios a la humanidad, para haber dado a su Hijo para que muriera por ella y mandar su Espíritu para que sea el maestro y constante guía del hombre!

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